¿Te gustó el vino que labré
grano a grano de mi viñedo?
¿Lo saboreaste como yo te dije
recordando su paisaje?
Pero no sólo de aquel
que viste desde el altozano
al final del estío
cuando las vides desfilaban
colmadas de racimos de uva
en sus pámpanos
con esos sus pequeños soles
de negra lumbre:
el que tenía la sangre
cansada de belleza
sino también del otro
el del frío invierno
cuando las desnudas cepas
se retorcían
centinelas de vacíos odres
que la nieve lavaba
con esa soledad y angustia
de la que sólo pueden salir
curvados sueños
de náufragas duelas de vino:
granadas añadas
de rojo terciopelo

¿Y si lo retuviste un momento
en el cuenco de la boca
le sumergiste su vid de coral
de vino púrpura
su helado corazón dormido
bajo las cepas?

¿Te acordaste?

Rubén Lapuente